En el seno de un hogar más o
menos normal, como el mío, la puesta en marcha de un espacio como “Mi huerto
orgánico” introduce algunos cambios como los siguientes: A partir de la
apertura del huerto, hemos dado un nuevo destino a los residuos sólidos orgánicos
de origen vegetal. Antes se iban estos desechos en las bolsas junto con el
resto de la basura que generamos. En mi ciudad, Zihuatanejo, a la fecha no se
practica la separación de la basura; todavía se aplica un sistema bastante
atrasado según el cual todos los desechos de arrojan juntos al “relleno
sanitario”. Diariamente van a dar al sitio de disposición final de 130 a 200
toneladas de RSU (Residuos Sólidos Urbanos).
Calculamos que estos restos de
los que estamos hablando constituyen aproximadamente el 40% del peso total de
nuestros desechos. Su destino ahora es un compostero que nos permite extraer
lixiviados. Algunos los usamos también para producir purines. Otra “sustancia”
que ha cambiado su destino es la orina que producimos. Antes se iba por el wc,
arrastrado, cada vez que acudíamos al baño, por unos 6 litros de agua. Hoy la
recolectamos en un urinario seco y la estamos usando para fertilizar el huerto
urbano. Tiene menos carga la PTAR (Planta de Tratamiento de Aguas Residuales) y
se ahorra bastante agua.
Siguiendo la propuesta del Stockholm Environment Institute (SEI), que ha publicado la Guía
Práctica de Uso de la Orina en la Producción Agrícola bajo la autoría de Anna
Richert, Robert Gensch, Håkan Jönsson, Thor-Axel Stenström y Linus Dagerskog, en
EcoSanRes Series, 2011-2 nos proponemos poner en marcha un proyecto que al
masificarse permitirá producir alimentos sanos y baratos, reducir el uso de
agua en los sanitarios de los hogares (y por tanto en la ciudad), reducir la
descarga de orina a la PTAR y disminuir la carga de Residuos Sólidos Urbanos en
el relleno sanitario. El SEI llama a su propuesta “saneamiento productivo”.
La orina
es una solución acuosa formada por más de un 95% de agua, urea, creatinina,
iones disueltos (cloruro, sodio, potasio, entre otros), compuestos orgánicos e
inorgánicos o sales. La mayoría de éstos permanecen en la solución, sin
embargo, sustancias ricas en fósforo tienden a sedimentarse en los contenedores
de almacenamiento e higienización (misma fuente).
El SEI ha
probado en distintos países de Africa y Asia que La orina
aplicada directamente o tras el almacenamiento es una alternativa de gran
calidad y bajo costo a la utilización de fertilizantes minerales ricos en
nitrógeno para la producción agrícola. Los nutrientes se encuentran en la orina
en forma iónica y su disponibilidad para las plantas es comparable con la de
fertilizantes químicos (Johansson et al. 2001; Kirchmann y Pettersson, 1995;
Simons y Clemens 2004).
La orina
contiene además grandes cantidades de fósforo, potasio, azufre y
micronutrientes, pero debido a su alto contenido de N, sus relaciones P/N y K/N
son más bajas que en muchos fertilizantes minerales utilizados en la producción
de cultivos.
De
acuerdo con el SEI, se puede esperar una concentración de 3 a 7 gramos de N por
litro de orina. La cantidad de orina producida por un adulto va de 0,8 a 1,5
litros por día y puede producir en un año 4 kilogramos de Nitrógeno y
0.385 de Fósforo además de otros macro y micronutrientes suficientes para fertilizar 300–400 m2 de cultivo a una dosis de
alrededor 50–100 kg N/ha.
La orina
puede ser aplicada pura o diluida con agua. Sin embargo, debe ser aplicada
siempre en la
tasa correspondiente a la dosis de aplicación deseada de Nitrógeno, mientras
que el
agua
adicional se debe aplicar de acuerdo a las necesidades de riego de las plantas.
Los riesgos
para la salud asociados con el uso de la orina humana para la producción de
cultivos son generalmente bajos si no existe o es pequeña la contaminación
fecal del líquido urinario. El almacenamiento de la orina en recipientes
cerrados reducirá los riesgos para la salud de manera sustancial. Las
directrices de la OMS para el uso seguro de las excretas en la agricultura
(2006) promueven una estrategia flexible de barreras múltiples para la gestión
de los riesgos para la salud asociados con el uso de excretas en la
agricultura.
No sin
problemas pero ahí está el “Mi huerto” produciendo chiles habaneros.
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